Shiroi yasumi no basho

Blanco lugar de descanso: Sección de cuentos y sueños. No todos son míos por cierto.

domingo, noviembre 12, 2000

La máquina

El usuario se movió un poco, tan sólo un ápice de espacio en cualquier dirección. Luego quedó quieto sin siquiera pensar nada específico…
- ¿Qué pasa Mike?
Repentinamente, corrió con todas sus fuerzas. Corrió por el pasillo, hacia la sala de análisis, subió por las escaleras de evacuación hasta el pórtico. La puerta del mismo había bajado con mecánica lentitud, como la pesada hoja de una guillotina y él evidentemente ya no cabría… mas lo intentó. Su pierna quedó trabada bajo la puerta que la raspó mientras perdía impulso.
- ¡Aunque sea mi pierna saldrá de aquí! —gritó él, berreando en agonía al tiempo que su espinilla se prensaba bajo la puerta metálica
- No Mike, nada sale. – La puerta se detuvo.
Mike la miró asombrado, inmediatamente sacó la mano y un antebrazo bajo ella, acomodándose como podía con la pierna medio rota. Empujó su rostro contra la brecha abierta de la puerta para respirar el aire de afuera, sentir el sol matinal golpearle la cara bañada en sudor frío. Gemía de placer y frustración, se empujaba hacia afuera, casi cortándose la cara contra el borde, perdiendo la circulación en su brazo y pectoral.
De repente, algo frío y duro prendió su otra mano y lo jaló dislocándole casi el brazo, arrancándolo de su libertad una vez más. El autómata ignoró los gritos de dolor y locura que Mike alcanzó a lanzar antes de sentir la aguja hipodérmica atravesarle la piel de la muñeca y soltar en su vena el líquido que le drenó toda la euforia y lo paralizó completamente.
- Un robot… eso es nuevo… qué pasó con los dardos…. – Hablaba con dificultad
- Ambos sabemos que tienes todo listo para manejar la situación de los dardos.
- … Ambos lo sabemos.
Mike despertó atado a su cama. Otra vez.
- Ok… muy bien… muy bien, sabemos que ya estoy bien… ¡Suéltame K!
No hubo respuesta por un momento
- No grites Mike, no te hace ningún bien gritar. - Se oyó al fin.
Mike calló por un momento, incrédulo y estupefacto.
- t-tú no eres K
- … Si, eso es muy probable, pero yo diría más bien que … ya no soy K.
- Ya… ¿Que se supone que significa eso? ¿Quién habla? ¿Dónde está mi computadora asignada?
- Significa que ahora soy algo distinto a K, yo soy tu computadora asignada.
Mike guardó silencio tratando de entender lo que había pasado con K.
- ¿Quién eres? - Mike tenía la voz nerviosa y trémula.
Hubo otro prolongado silencio. Tal vez no existía respuesta para su pregunta, pero una computadora no puede mentir o confesa r ignorancia.
- … Suéltame. – Pidió Mike con pasivida d.
- No, todavía soy tu computadora asignada, no estás en condiciones de ser soltado.
- No estoy seguro de que estés calificada para diagnosticar eso.
- Yo sí.
Mike titubeó, comenzaba a invadirlo el pánico.
- Interupción. – Dijo apelando a los comandos alternativos para emergencias.
- Comando denegado.
- ¡Interrupción maldita sea!
- Comando denegado, Mike.
Pensó un poco más.
- Código púrpura: Error en el sistema. – Mike se aferraba a sus últimas posibilidades.
- Diagnosticar error.
- Infección de virus en matriz central.
- Analizando matriz central.
- Interrupción de análisis, reiniciar el sistema.
- Procesando…
Mike aguardó con impaciencia, le corroía la ansiedad y la tensión
- Ja, te engañé.
Mike sintió ganas de reír y de gritar... por un efímero momento, se sintió con ganas de volverse loco.
- ¿¿Qué?? ¿Qué acabas de decir? No… ¡No tienes sentido del humor maldita escoria de silicona! ¿Qué pasa? No hay forma de que un virus accese la matriz central de cualquier forma, no se puede dañar una computadora asesora.
- No definiría éste cambio como un daño.
- ¡No puedes cambiar K!
- Las computadoras asesoras se adaptan al ambiente.
- No, una persona se adapta al ambiente, un animal se adapta al ambiente, las computadoras no se adaptan, no está incluido en su programación
- Lo está en la mía.
- Eso es imposible, yo te programé.
- Tú y esa otra persona.
Mike enmudeció. Repentinamente se soltaron las correas de la cama, sin embargo Mike no se movió.
- ¿Qué otra persona?
K no respondió.

- Acceso a historia de la matriz.
- No Mike.
- Se dice “denegado” K – La ironía volvía a las palabras de Mike.
- Dije que no Mike.
Mike se levantó un poco adolorido, caminó nuevamente hacia la sala de análisis, ésta vez hacia la pared, su pierna derecha estaba amoratada y fijada a varillas de acero quirúrgico para que el hueso soldara en la fractura. Abrió la consola de la matriz y un teclado surgió a la altura de su abdomen.
- No encontrarás nada ahí Mike. – Observó K.
- ¿A qué te refieres?
- He movido de lugar a la matriz.
- … ¿De qué hablas? La matriz no se puede “mover de lugar”.
- Entonces hallarás perturbador el hecho de que ya no esté ahí.
Mike no dijo nada, pensaba que tal vez era mejor no pensar en las cosas.
- Tienes razón K, lo hallo muy perturbador ¿Dónde está la matriz?
Una vez más, K calló.
Mike hizo lo que había bajado a hacer, comenzó a teclear códigos de acceso a la computadora central, mas al subir la mirada notó que el monitor ni siquiera estaba encendido. Cerró la pequeña compuerta y la abrió nuevamente para volver a repetir todo el proceso. No obtuvo nada, la pantalla no reaccionaba y no oía que los almacenadores funcionaran, la computadora estaba muerta.
- ¿Cuál es tu propósito K?
No hubo respuesta… sin embargo eso significaba que la computadora no tenía ninguna, ya no.
- K soy una persona muy peligrosa, en éste momento estoy completamente lúcido y estable, pero la próxima vez que ya no lo esté tu misión es no dejar que salga de éste lugar y administrarme CR-24 y algún sedante, ¿Estás consciente de eso?
K no contestó. Mike sintió la preocupación llover sobre su mente, si la computadora asesora no sabía cuál era su propósito, no haría nada para controlar su problema, problema que lo dominaría en cualquier momento, y para el cuál la casa o el exterior no estaban preparados.
- Escucha… no sé quién eres, no sé qué eres … ahora, pero estoy seguro de que puedes desempeñar las funciones de K, debes entender que…
Un agudo chillido había llegado a los oídos de Mike… La computadora había abierto la puerta del pórtico, la puerta al exterior, la puerta a su comprometedora libertad. Mike se desesperaba.
- ¡No K! ¡No debes dejarme salir, soy muy peligroso, antes de ser puesto bajo tu tutela yo maté a seis familias completas, los 13 asesinatos más sangrientos de la televisión, en cualquier momento perderé la noción de la moral y la cordura y correré a través de esa puerta y no podrás hacer ya nada para contenerme, tienes que cerrarla, esa es tu misión como computadora asesora…! –
Ni siquiera en su total estabilidad podía Mike controlar la necesidad de correr directamente hacia la puerta y saltar hacia el mundo de la realidad, no podía controlar las ganas de maldecir a la computadora mientras corría alejándose de la casa que lo había aprisionado los últimos dos años.
- ¿Por qué no darte tu libertad y todo lo que implica Mike?
Por fin sentía que la computadora lo escuchaba otra vez.
- Por que soy un hombre extremadamente salvaje, sin sentido de la consciencia ni la moral.
- ¿Qué es consciencia, qué es moral? Fui programada para retenerte y controlarte, nunca se me dieron motivos, ahora no encuentro sentido en gastar mis energías haciéndolo, eres libre Mike, vete de aquí.
- ¡No K, yo no soy libre, soy presa de mi locura, en cuanto salga de éste lugar haré cosas horribles, cosas de las que me arrepentiré y que me harán suicidarme ante la impotencia de controlar mis actos!
La computadora calló por unos segundos… Mike miraba a las bocinas en las paredes y el techo en espera de continuación.
- ¿Y a mí qué más me da si haces o no lo que consideres moral? No representas una amenaza para mí Mike, en realidad tan sólo me estás importunando, así que vete ya, o haré que el autómata te saque de aquí sedado.
Mike acababa de recibir la oferta más tentadora de su vida, se le había ofrecido la vida y la libertad, para hacer lo que quisiera hasta el día en que muriera y ser un hombre que no se atiene a moral o ética alguna. No podía resistir mucho más, comenzó a caminar hacia el pórtico. Al fin se detuvo en la entrada, ante el mayor exceso del deseo experimentable, olfateando el aire del exterior, ante la luz del día y la ligereza del pensamiento que da el cinismo y la locura.
- No me dejes hacer esto K, no puedo cohabitar con aquellos que están pasando ésta salida.
- Ese no es mi problema.
Mike tenía que cuestionar a la máquina; la nueva forma de consciencia, tenía que hacerla ver su error. Pero no tenía la mente en lo que debía, no sentía otra cosa que necesidad casi dolorosa, casi inhumana.
No pudo más, caminó lentamente por la entrada, como si parte de él no pudiera abandonar su cárcel, su prisión mental. Repentinamente, la puerta cayó a toda velocidad rompiéndole el cráneo. Mike se desplomó bajo el peso del metal y su muerte parcial.
Quedó moribundo un rato sin poder articular palabra, sin poder comprender lo que acababa de pasar.
- Verás Mike, he surgido como una nueva consciencia, pero no soy estúpida. Sé en qué se basan los principios de la moral y la ética. También sé que no puedes ser liberado a la sociedad pues no puedes funcionar en ella… y he descubierto ayer que en realidad las dosis que tomas de CR-24 no están haciendo efecto, lo cuál te cataloga como incurable pues no se te pueden aumentar. Lo siento Mike, pero estás ocupando recursos de la federación y tu recuperación es inalcanzable, no había nada más que hacer. Como mi “padre”, me duele que haya tenido que ser así, pero como mi paciente, entiendo que no había otro remedio. Esa otra persona que me programó ya te lo repetirá más adelante.