Shiroi yasumi no basho

Blanco lugar de descanso: Sección de cuentos y sueños. No todos son míos por cierto.

viernes, agosto 25, 2006

Introspección veraniega 1

En un movimiento psico-emocional de apertura, ayer comencé a decir muchas cosas que tenía guardadas. Desde un principio yo sabía que se trataba de algo necesario, aunque el acceder a esas profundidades conlleva un riesgo. El que inmediatamente yo vi: una necesidad que se va volviendo dependencia. El que ella vio: mover cosas tan profundas siempre trae consigo efectos secundarios.

Todo comenzó con la tos que desde algunos días traigo, que me inicia en el ocaso y termina a media mañana. El aire frío lo desencadena. Ya estaba medio dormido y recuerdo que tosí.

-Tienes muchas cosas acumuladas y por decir.
-Si, es verdad.
-Y por qué no lo haces?
-Es muy difícil, es tan duro, tan rígido como un florero de cristal cortado.
-Claro, es tu protección.
-Es como una telaraña con textura de hoja, fresca, resistente, dura, flexible, impermeable, amplia, elegante, cómoda y confortable, espaciosa, es mi refugio.
....
La conversación siguió y aunque hay partes que no recuerdo con claridad las seguiré plasmando.
Salió a colación un accidente.
-Es un camión que se salió del camino y se volteó. La gente se sale y se va, no regresa. Hay dos personas que no se mueven. Yo no se qué hacer. Me siento inseguro, asustado, desconcertado. No quiero salir porque no sabría a dónde ir. Salgo y es como el desierto: no hay caminos, o tal vez hay demasiados, pero mas bien es como el bosque. Hay muchos árboles. Allí está mi familia. Mi hermana Ady es el chantaje, Papá es el controlador, Mariana es la exigencia.
Tahi también está allí, sin embargo es muy diferente. Ella es un gran árbol. Frondoso, fresco, sabio, saludable, enorme, armonioso. Sus raíces no tocan el piso, es como un árbol itinerante que poco a poco pero con seguridad avanza, cambia de lugar. Ésa característica no permite que pueda ser un punto de referencia, pues no es fijo. 3 cosas me dan miedo: que la aleje, que me lastime y que me ignore.
...
Mas adelante salieron mas fragmentos de la infancia.
Recuerdo que cuando tenía alrededor de 7 años mis padres tenían diferencias. Lejos de arreglar sus desacuerdos decidieron taparlos yendo al encuentro matrimonial. Muchos años pasaron, pero los problemas de fondo allí permanecieron y llegó el momento en que el mantenerlos ocultos ya no era funcional. Los orgullos se interpusieron y a pesar de que la ruptura era inminente desde años atras debido a enormes conflictos de personalidad, hasta ése momento comenzó la separación.

Ella insistía en que yo estaba muy enojado con papá, que le dijera lo que pensaba, pero yo no creo tener broncas desde allí con él. Ya pagó lo que le tocaba con lo que sufrió. Dice el dicho "en el pecado está la penitencia". Lo mismo para mamá, sólo que a diferencia de mi papá ella si cambió radicalmente. Me hace sentir muy orgulloso la persona en la que se ha convertido.
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En éste punto de la semi-conversación (pues estaba en duerme-vela) decía ella que estaba yo temblando mucho. Recuerdo que estaba muy flojito, relajado, tranquilo, sintiendo sus manos, su calor, su amor, la seguridad y protección que emanaba de ella, y aunque suene descabellado: disfrutando de este casi terrible proceso catártico. Me decía que llorara pero yo había perdido mis lágrimas en el camino.
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Desperté lleno de lagañas, cansadísimo pues no dormí bien y al fin y al cabo la plática duró un buen rato.
La sentí rara, como asustada o impactada o sorprendida, definitivamente alejada aunque poco.